viernes, 26 de marzo de 2010

El pizarrón digital interactivo.

En nuestra infancia, más de una vez “pasar al pizarrón” se constituía en el lugar del castigo o del premio. Nos conducía al pizarrón la voz alta de la maestra que remarcaba nuestra falta, nuestro olvido o la dificultad. Debíamos escribir en él aquello que era evidente que no sabíamos. En algunas oportunidades la maestra a continuación ofrecía ese lugar a otro alumno para que acudiese en nuestra ayuda y la humillación se agigantaba al reconocernos en la ignorancia. En otras clases y con otros maestros, se usaba estrictamente el pizarrón para alentar y se constituía en un lugar privilegiado al que se accedía sólo para dar cuenta de la ejemplaridad. El espacio del pizarrón se transformaba, entonces, según el uso que le daba cada docente, en un nuevo lugar para el estigma o su contrario, el fortalecimiento de la autoestima. Edith Litwin. (2009).
Quise iniciar mi aportación con esta entrada, ya que el pizarrón ha sido a lo largo de toda la historia educacional para todos los alumnos una imagen muy representativa del salón de clases, quien no recuerda la pizarra verde obscuro, y los frágiles gises o tizas que se quebraban entre nuestros dedos, tal vez por el nerviosismo al estar frente al grupo o por su mala calidad.
Las tecnologías de información han modernizado este medio de enseñanza transformándolo en digital e interactivo, este dispositivo está conectado directamente a una computadora con características de acuerdo al software utilizado, se complementa su uso con un proyector digital que reflejan en la pantalla del pizarrón las imágenes que aparecen en la computadora, y un lápiz digital que permite la escritura y trabajo interactivo sobre la pantalla.
Ya hace muchos años, aproximadamente ocho, la escuela en donde laboro fue una de las primeras equipadas con los equipos de enciclomedia, instalaciones que causaron un gran revuelo a nivel zona, pues nos enfrentábamos a la inclusión de tecnología educativa en nuestras aulas sin conocer en lo más mínimo cuál era su uso y mucho menos la mejor manera de aprovecharlos. En la actualidad transcurrido ya ese tiempo algunos maestros que no concebimos el trabajar una clase sin la utilización de estos dispositivos, en cambio existen aulas en donde las computadoras están cubiertas con bonitos forros, que jamás se abren y el trabajo diario es dado en el pintarrón ubicado en la pared contraria del interactivo (-No se vaya a descomponer la cosa esa y luego me la cobren-) comentario de algunos profesores.
Es innegable la actualización que requiere el docente, así como la inversión de tiempo para lograr incorporar debidamente esta incorporación tecnológica en las aulas, pero más aún resulta incuestionable la aplicación de las competencias creativas en los docentes para planear actividades que permitan la inclusión del pizarrón digital.
La incorporación de estas tecnologías trae como ventajas la versatilidad del trabajo, el aprovechamiento del tiempo real de clase, aunado al disfrute de los alumnos al interactuar con diversos recursos multimedia que se pueden utilizar. Al incorporar este trabajo en nuestras aulas, permite tomar en cuenta los estilos de aprendizaje de nuestros alumnos, ya que los visuales, auditivos y kinestésico encontraran actividades a su medida. Cuando se aplica esta tecnología es casi imposible dar marcha atrás al trabajo, ya que el mismo grupo de estudiantes exigen su uso continuo.

Referencias:
Burgos Aguilar, J.V. (2010) El pizarrón digital interactivo: De la experiencia de su uso en la enseñanza media de las comunidades que aprenden sobre su aplicación. En Burgos Aguilar, J. V. & Lozano Rodríguez (camp) Tecnología Educativa y redes de aprendizaje de colaboración. Distrito Federal, México. Trillas.


http://www.educared.org.ar/enfoco/ppce/temas/02_tiza_y_pizarron/

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